«Arrebol… puerta… serendipia… amistad… melifluo… Estas y otras muchas palabras cobrarán sentido en el mágico viaje que te aguarda en este libro, donde tendrás la oportunidad de ser protagonista de una aventura llena de emociones y sentimientos compartidos. ¿Serás capaz de descubrir quién es el monstruo?»

¿Quieres acompañar a Mondo, Chispa, Audaz y Libertad a recuperar las palabras de Virgulilla? Ellos necesitan la ayuda de un gran escritor y, por eso, han pensado en ti.

¿Te animas a formar parte de su equipo y vivir esta gran aventura?

¿Quién es el monstruo?”, dirigido a niños de entre 7 y 11 años, no es una obra al uso, sino un libro para «hacer»: para decir, para escribir, para escuchar, para compartir… En resumen, un libro para vivirlo con otros.

En la obra, nuestros chicos y chicas se convierten en personajes clave dentro de la historia, resolviendo los retos y acertijos que se les irán planteando en el castillo del «monstruo» que ha arrebatado al pueblo de Virgulilla su bien más preciado: las palabras.

Así, se configura aventura única y excitante en la que las niñas y los niños tendrán que ir consiguiendo las llaves que les permitan abrir las distintas puertas del castillo que les darán acceso a las sorprendentes habitaciones en las que el «monstruo» ha ido escondiendo las palabras: la puerta de las palabras amalgamadas, la puerta de las palabras con reflejo, la puerta de las palabras sonoras…

En cada habitación, los chicos y chicas se enfrentarán a diversas tareas, retos y acertijos que le permitirán no solo devolverles el habla a los habitantes de Virgulilla, recuperando sus palabras, sino que ellos mismos se «llenarán de nuevas palabras» que enriquecerán de forma notable su propio vocabulario.


Los personajes


Audaz

Audaz es un chico valiente y aventurero, con un gran corazón. Es muy hábil elaborando estrategias y planificando los pasos a seguir.

Aunque cuenta con la capacidad de ser un buen líder, a veces le cuesta ceder y suele querer tener la razón.


Chispa

Chispa es una persona optimista, que desprende energía positiva; nunca deja de intentar ver el lado bueno de cualquier situación.

Es, sin duda, la soñadora del grupo, pero a veces tanto sueño se transforma en pereza, y va aplazando «para mañana» las cosas que tiene que hacer.

Es una apasionada de la música, por lo que no es difícil encontrarla tatareando alguna canción.


Mondo

Mondo es un muchacho algo des- confiado, que le cuesta hacer amigos porque suele pensar que la gente lo ve como un chico algo raro.

Sin embargo, su extraordinario sentido del humor consigue sacar una valiosa sonrisa incluso en los momentos más tristes.

Además, es un auténtico fenómeno de la lógica y las matemáticas y eso… nunca viene mal.


Libertad

Libertad, tan habladora y expresiva que siempre tiene algo que decir, habilidad que la convierte en una persona muy comunicativa, capaz de comprender a los demás y ponerse en su piel.

Le encanta disfrutar de la naturaleza y bailar al son del movimiento de las hojas de los árboles.

También es impaciente y nerviosa, lo que consigue desesperar a quienes la acompañan.

Y, por supuesto,

Autores

María Vilches

Tras terminar la Licenciatura en Periodismo, descubrió que su verdadera vocación era la enseñanza, diplomándose también en Magisterio.

Ahora compagina la docencia en la escuela con la Literatura Infantil, uno de sus grandes sueños desde niña.

Gema Rábade

Maestra por vocación, inquieta por naturaleza. Es profesora con amplia experiencia tanto en Educación Infantil como Educación Primaria.

Es experta en aprendizaje cooperativo y tiene un máster en Psicopedagogía.

Francisco Zariquiey

Maestro y director del Colectivo Cinética, plataforma dedicada tanto a la formación y el asesoramiento a docentes y escuelas, como al desarrollo de propuestas y proyectos destinados a promover la innovación y la mejora en el ámbito educativo.

A través de la atención a la diversidad, la autorregulación, la cooperación y la conexión del aprendizaje con la vida.

Motivos para «vivir» este libro


Un homenaje a la palabra…

Es un homenaje a la palabra como unidad de significado. En este sentido, va mucho más allá de la decodificación o los elementos lingüísticos, que siempre se ponen al servicio del lenguaje como herramienta de comunicación e instrumento de pensamiento.

Somos lo que podemos decir y, en ese sentido, cuantas más cosas podamos nombrar, mayor será nuestra capacidad de pensar el mundo y compartir con los demás la forma en la que lo pensamos y la manera en la que lo sentimos. Ese es el sentido final del libro.

Un libro «muy poco escolar»…

Es un libro «muy poco escolar» que no solo tiene sentido dentro de un aula, sino que puede utilizarse fuera de la escuela para pasar un rato divertido y apasionante mientras aprendemos nuevas palabras recuperando las que han sido sustraídas del «Vocuevalario» de Virgulilla. En este sentido, puede ser un libro para trabajar el vocabulario en clase o para leerlo por las noches padres e hijos.

Vocabulario rico y sofisticado…

Tiene un vocabulario muy rico y sofisticado. De hecho, recoge muchas palabras que pueden resultar «extrañas» en un libro para chicos y chicas de Educación Primaria. Esto tiene que ver con tres cuestiones que consideramos fundamentales:


(a)
Que no existe un lenguaje de los niños y otro de los adultos, por tanto, creemos que los menores tienen que crecer en un contexto alfabetizador rico y real;


(b)
Que los artefactos culturales que «consumen» los menores presentan una riqueza en el vocabulario cada vez menor y eso, a la larga, puede constituir un problema; por eso, debemos trabajar de manera explícita a favor de la «preservación» de tantas y tantas palabras que, hoy en día, pueden estar en «peligro de extinción». Si las palabras no se usan, de poco sirve que estén en los diccionarios.


(c)
Que mantenemos una fe inquebrantable en las posibilidades de los niños para aprender y utilizar nuevas palabras.

Un libro para hacer…

Es mucho más que un libro para leer: es un libro para «hacer»: para decir, para escribir, para escuchar, para compartir… En esta línea, la obra no se centra únicamente en la palabra escrita, sino que constituye una excusa para hablar y dialogar.

A lo largo de las diferentes situaciones, tareas y propuestas el niño va ampliando su vocabulario, de manera que se llena de palabras para pensar, sentir y decir el mundo. Pero esto no es suficiente: tiene que utilizar esas palabras de cara a hacerlas suyas. Por eso, el libro propone a los chicos y chicas continuas situaciones en las que tengan que utilizar el vocabulario que van aprendiendo, tanto en contextos orales como escritos.

El alumno se convierte en un personaje fundamental de la historia…

El usuario es parte de la historia, convirtiéndose en un personaje fundamental de la trama. Esto supone jugar con los límites de la ficción, de cara a que el lector se convierta no solo en el protagonista de la obra, sino que, a través de sus decisiones, se convierte en coautor de esta.

Por esto, cada libro terminará siendo una pieza única, ya que se reconstruye en función de la forma en la que cada niño y cada niña piensa y siente el mundo a través de las palabras. Y esto constituye una oportunidad fantástica para poner en valor la diversidad.

Un libro para tener ganas…

Es una obra que pretende despertar las ganas de leer, escribir, decir, escuchar, dialogar… de utilizar el lenguaje. A través de su atractivo tanto a nivel de estético como por su carácter lúdico, pretende enganchar a los alumnos a través de los retos y las aventuras.

Una experiencia para compartir…

Es una experiencia compartida. Aunque cada alumno «escribe su historia», la aventura es una empresa cooperativa al menos a dos niveles: en primer lugar, porque las aventuras siempre son grupales: personajes diferentes, con distintas fortalezas y debilidades, que unen sus esfuerzos en aras de superar el reto; en segundo término, porque el propio desarrollo de una buena parte de las tareas se sustentará sobre el trabajo en equipo.

Esto último no solo responde a una concepción de interacción social como herramienta de aprendizaje —aprendemos más juntos que solos— sino que tiene que ver con el propio sentido del lenguaje como herramienta de comunicación y construcción compartida de significados.

Un libro que respeta al niño en su singularidad y que es una herramienta de inclusión…

Pretendemos una propuesta que respete el ritmo de los niños en el proceso de construcción de la lectoescritura. De hecho, aspiramos a un formato abierto, que admita «distintas lecturas» y «distintas escrituras».

Este punto nos parece muy importante no solo desde un punto de vista de atención a la diversidad sino, además, desde la perspectiva de la motivación. Si las niñas y los niños se sienten lectores y escritores competentes, tenderán a leer y escribir más. Y si la ciencia es siempre hija de la experiencia, sobra decir que cuanto más lean y escriban, mejor lo harán.

Un antídoto contra la discriminación…

El lenguaje puede ser una herramienta para mejorar la vida de las personas o un instrumento de discriminación, de rechazo, de minusvaloración. Somos nosotros los que llenamos de sentido las palabras y, por tanto, no se puede abordar el lenguaje sin hablar de la intención.

Por este motivo, uno de los ejes básicos de la obra es poner de manifiesto la necesidad de utilizar el lenguaje para cuidar de los demás y hacer un poquito más felices a los que están a nuestro alrededor. Para ello, la obra pretende que los alumnos encuentren las palabras justas apara celebrar juntos las victorias y levantarse juntos de las derrotas, para agradecer una caricia y para enjugar una lágrima; para devolver una sonrisa y para apaciguar un enfado… para…

De este modo, estaremos educando a nuestras niñas y niños para ser parte de la solución y no causantes del problema, preparándolos para cambiar y mejorar el mundo y no solo en el futuro, sino también en el presente.

Un libro indispensable hoy en día…

Resulta paradójico: en una coyuntura como la actual, en la que la tecnología nos permite conectarnos a una vasta red social en la que no solo podemos compartir información con individuos de cualquier lugar del mundo, sino pensar conjuntamente con ellos, nos encontramos con grandes obstáculos a la hora de ser capaces de empatizar con los demás, de comunicarnos con ellos.

Y si tenemos en cuenta los problemas y retos a los que nos enfrentamos todos hoy en día, esta empatía resulta crucial, pues de la necesidad de comunicarnos surge la adquisición de las palabras y, cuando tenemos muchas, debemos organizarlas, para después adaptar nuestro vocabulario a la realidad en la que vivimos.

Así́ surge la necesidad de que esta colección sea indispensable en nuestras aulas: LA PALABRA COMO MEDIO DE COMUNICACIÓN Y ENTENDIMIENTO, COMO FORMA DE APRENDER Y SER APRENDIDO.